El Síndrome de Burnout, más conocido como “profesor quemado”, corresponde al stress crónico que les produce a los docentes el día a día del quehacer escolar, la resolución de conflictos dentro del aula y con sus pares.
Este síndrome se manifiesta en la fatiga, desmotivación del docente, sentimiento de culpabilidad y escasa realización personal con su labor docente. Seguido a eso empiezan las manifestaciones psicosomáticas de este síndrome: insomnio, fatiga , irritabilidad, problemas estomacales o continuas jaquecas.
Nuestra profesión ciertamente es vocación, pero vemos con tristeza que cada año cuesta más que se nos respeten nuestros derechos gremiales y peor aún que nos respeten los estudiantes para los cuales la figura del docente en su mayoría no se relaciona con “autoridad” y vemos con tristeza que en muchos colegios los profesores sufren bullying por parte de estudiantes mediante sobrenombres, boicot en las clases y actitudes desafiantes.
Llega fin de año y muchos nos vemos metidos en una verdadera olla a presión: Simce, exámenes de nivel, informes de personalidad, cierre de semestre, kermesses, licenciaturas, evaluación de nuestro desempeño anual y como si fuera poco l@s estudiantes están en ebullición cuando llega el calor y el mes de diciembre.
Cada establecimiento es un mundo en el cual nos tenemos que desenvolver a diario. Ciertamente, lo importante es sacar adelante nuestras labores y terminar el año en forma exitosa, pero también es importante mirarnos y ver que tan realizados nos sentimos con nuestro desempeño, que tan motivados llegamos a trabajar y ser capaces de escuchar al cuerpo y a nuestra mente cuando nos dicen: ¡Alto! y buscar ayuda en un profesional de la salud o un psicólogo.
Trabajamos para vivir y no al contrario…tenemos vocación de servicio, no de mártires.
Para informarnos más:
No hay comentarios:
Publicar un comentario