sábado, 21 de marzo de 2009

PROFESORES AL FINAL DEL SENDERO. MARZO 2009


viernes 20 de marzo de 2009

PROFESORES: EL FINAL DEL CAMINO


Alfredo Rojas Figueroa Profesor de Estado en Historia GeografíaOficial Nacional de Programas UNESCO Santiago*.


La Ley General de Educación, en discusión en estos días, establecería que licenciados podrán hacer clases en materias afines, sin necesidad de habilitación en la enseñanza media. Hoy en día, tales profesionales se habilitan ante el Ministerio y al hacerlo, pueden realizar clases durante un año, previa verificación de que no existen profesores disponibles. En el modelo de mercado imperante en la educación chilena, no cabe duda que tal medida, de prosperar, va a ser una magnífica oportunidad para que los sostenedores privados prescindan de los servicios de los profesores y contraten a licenciados jóvenes pagándoles menos.


En la educación municipal, en tanto el Estatuto Docente se mantenga, la medida va a causar confusión en las autoridades (que verán como los costos de los particulares subvencionados disminuyen mientras que los municipales se mantienen) e incomprensión y resentimiento entre los profesores y profesoras, que verán a su profesión cuestionada y crecientemente descalificada. Obviamente el siguiente paso sería derogar el Estatuto y para eso los interesados habrían creado un argumento inmejorable ante el Tribunal Constitucional: la igualdad ante la ley entre empleadores privados y municipales. En un escenario marcado por el triunfo electoral de la oposición, la derogación sería casi segura.El punto a que se ha llegado es el final de un largo camino de cuestionamiento a la acción de los docentes. Los resultados de Chile en las pruebas internacionales no satisfacen a quienes piensan que los chilenos merecemos ocupar los primero lugares en los ranking, pese a que en las últimas mediciones de PISA en las que participó nuestro país, fue el primero entre los latinoamericanos en lenguaje y ciencias (y segundo en matemáticas, después de los uruguayos) y que en las pruebas de Laboratorio Latinoamericano de Calidad (LLECE) de la UNESCO, ocupa un honorable segundo o tercer lugar –dependiendo de las pruebas- después de Cuba y Costa Rica.Los llamados al realismo y a observar que el mejoramiento de la docencia es un proceso que requiere tiempo, mejores remuneraciones para atraer a mejores postulantes y fuertes inversiones, realizados por conocedores del tema como Juan Eduardo García-Huidobro o por apasionados defensores de la calidad de la educación que provienen de otras profesiones como Mario Waisbluth y su Educación2020, han caído en el vacío.

Hay algo más, sin embargo. Lo que está al centro del debate y que nadie ha explicitado, es la especificidad de la profesión docente. Si lo mismo puede enseñar un licenciado que un profesor, es que hay una pieza faltante en el tema de la profesión docente. Hay algo que efectivamente los profesores en servicio no han mostrado: su especificidad profesional, aquello que los hace actuar de modo especial, especializado y así obtener resultados en su quehacer. Y es que los profesores han vivido en un tremendo mal entendido. La mayoría han sido formados en la consideración de que su oficio consiste en "enseñar", "formar", e incluso "entregar valores", mientras que el Estado, los especialistas, los formadores de opinión pública esperan que los profesores obtengan resultados de aprendizaje de ciertos objetivos fundamentales y contenidos mínimos. Dicho de otro modo, mientras los profesores se siguen considerando formadores, maestros, el Estado y los intelectuales y formadores de opinión exigen de ellos otra cosa.En suma, exigen que sean expertos en logar aprendizajes. Esa es hoy la esencia de su quehacer. Los profesores no son formadores porque de hecho, la institución formadora por antonomasia es la familia. Los profesores sólo son formadores en suplencia de ésta.

Del mismo modo, los profesores no tienen la exclusividad de “enseñar”. Son muchos los que enseñan: desde el Discovery Channel hasta Wikipedia, pasando por el grupo de pares, y las iglesias, por nombrar algunos. Tampoco son psicólogos, asistentes sociales, curas o policías, aunque muchas veces tengan que invertir gran parte de su tiempo ejerciendo esos roles en las escuelas.Si los profesores son expertos en lograr que otros aprendan, tampoco se trata de que sean competentes en lograr que todo el mundo aprenda. El saber del profesor, su especialización no es la misma del investigador, del curriculista, del pedagogo o del psicólogo educacional. Su especialidad es la de conocer como la palma de la mano a su grupo-curso, y conocer y diseñar las metodologías y didácticas que funcionan con ese grupo y con cada uno de sus miembros.

Es un experto en las capacidades y estilos de aprendizaje de cada alumno y del grupo de alumnos; pero de ese grupo único y concreto, formado por Juan, Luis, Margarita, etc. El profesor sabe de aquellas metodologías que más atraen su atención, las que logran despertar su interés, las que producen resultados. Además, debe ser profundo conocedor de los temas de su especialización; aunque no necesariamente experto en ellos: no necesariamente historiadores, literatos o matemáticos profesionales. El profesor, como experto en lograr aprendizajes tendrá una especialización única, que no tiene ningún otro profesional. Por lo mismo, además de las metodologías y didácticas (incluyendo el uso de aplicaciones informáticas para el aprendizaje), tendrá que ser experto en organizar las secuencias temporales en que se van produciendo esos aprendizajes, es decir, experto en programación curricular. Y experto en evaluar los resultados de su acción: experto en evaluación educacional. Y sobre todo, experto en conocer en profundidad a sus estudiantes, con una buena dosis o de etnógrafo e investigador de lo singular. Para crear las condiciones requeridas por el trabajo en las aulas –esto es, climas pacíficos -, el profesor o la profesora debe también constituirse en guía y autoridad moral de adolescentes y jóvenes y eso requiere del aprendizaje de competencias muy precisas, que no necesariamente tiene el común de los licenciados.Súmese a todo lo anterior la capacidad de trabajar en equipos de docentes, porque hoy es inconcebible que se sigan considerando maestros en el sentido de los Magister del siglo XIII: dueños de una cátedra (el curso) a la que enseñan y cuyos miembros tienen la obligación de aprender.

Ese modelo ya ni siquiera es válido para los estudiantes universitarios. Con mayor razón en los demás niveles, en donde el grupo curso es responsabilidad de un conjunto de docentes que trabajan en equipo, junto a diversos especialistas técnicos y temáticos que los apoyan y asesoran, conducidos por un director que a su vez es líder y especialista en coordinar a esos expertos, los profesores.Ese profesor no es un licenciado. Es un especialista, un experto en producir aprendizajes. En el modelo high school americano, los profesores son licenciados o ingenieros que han obtenido un “minor” en educación o un certificado que los acredita como maestros. En México, los maestros de las “preparatorias” (nivel medio superior) también han sido desde siempre licenciados o ingenieros; situación comprensible porque las instituciones de educación media superior; esto es de jóvenes de 15 a 18 años, forman parte de las universidades. Normalmente, requieren un proceso de formación adicional para dar clases. En ninguno de esos casos la educación media brilla por su calidad. En cambio, si brilla en Finlandia, en Japón, en Corea, donde los profesores son profesionales expertos, muy bien formados y muy bien pagados.


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Publicado por Alfredo Rojas Figueroa

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