En el mundo libre hemos celebrado esta semana las medidas para el cierre de Guantánamo por parte del presidente Obama. Un lugar de alta seguridad donde se pisotean, contra convenios internacionales, derechos humanos de cientos de personas con la fuerza del Estado no se puede consentir. Ni siquiera para curar las heridas del 11-S.Sin embargo hay otros Guantánamos que Obama no piensa cerrar. Desde 1973, para resolver la difícil situación de embarazos inesperados, millones de mujeres son atendidas por médicos que eliminan a sus hijos. Estas clínicas abortistas, con la seguridad y la fuerza de la ley, son Guantánamos repartidos de costa a costa de los Estados Unidos. Y la argucia legal de decir que son embriones o fetos, no personas humanas, sirve para saltarse la Convención sobre los Derechos del Niño, dejándolo en un asunto privado de las ciudadanas. También denominaban "combatientes enemigos ilegales" a los talibanes presos para no aplicarles la protección de convenios internacionales. Obama no sólo dejará abiertos estos Guantánamos sino que esta misma semana les ha prometido facilidades financieras y en un futuro, mayor cobertura legal. Para que en ninguna población ni Estado de la Unión se quede sin su Guantánamo.Para los problemas graves, necesitamos soluciones justas, con garantías. Aunque lleven tiempo y no pueda evitarse el sufrimiento de las víctimas del terrorismo. O de una mujer desesperada. Por ejemplo, dando en adopción a los niños que una madre se vea incapaz de cuidar. Porque los problemas importantes habitualmente no tienen soluciones rápidas y justas.
jueves, 12 de febrero de 2009
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