miércoles, 13 de mayo de 2009

Reflexión Cristiana - Para Todos Nuestros Lectores


MARCAS QUE NO SE BORRAN.


Hay cosas que marcan nuestra vida, experiencias que dejan recuerdos imborrables, o cosas que nos dejan cicatrices, no solo en nuestro corazón, sino también en nuestro cuerpo.


Todos los seres humanos, sin excepción, tenemos una marca en común, se llamada "ombligo".

Es la cicatriz que certifica que durante nueve meses estuvimos literalmente "conectados" por medio de un largo cordón a la placenta de una mujer. Ella fue la persona que Dios eligió para traernos al mundo y convertirse en nuestra mamá.

Las mamás son seres únicos... y aunque en ocasiones nos enojemos con ellas, hay que reconocer que su papel no es nada sencillo y con el pasar de los años, nuestro amor y admiración por ellas crece.

Lo que ellas hacen día a día determina en gran medida lo que seremos el día de mañana.Qué importante entonces es contar con la sabiduría y guía de Dios para cuando seamos padres y poder dejar una marca imborrable en nuestros hijos, tal como lo hicieron Loida y Eunice, (abuela y madre), de Timoteo.

"Porque tengo presente la fe sincera que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también" 2ª Tim. 1:5Timoteo, discípulo y compañero de viaje, era como un hijo para el apóstol Pablo.

Él reconocía en aquel muchacho una sello, "invisible", pero notable. Tanto su abuela, como su mamá, se encargaron de "marcarle" de por vida con: una "fe no fingida".

Tres generaciones fieles a Dios, sirviendo por amor, no por tradición.Pudiera ser fácil, para los que hemos nacido en hogares cristianos, y con mayor razón si ha sido por generaciones, transformarnos en personas "buenas" que cumplen con sus deberes cristianos, repitiendo costumbres que nos heredaron años atrás, (tradiciones), y practicar una "religión", (no relación), como si fuera un deporte.

Pero nuestro llamado y privilegio, tanto a los "antiguos", como a los recién convertidos, ya sea como padres naturales o padres espirituales, es conocer a Dios, amarle con todo el corazón, tener una relación con Jesucristo, nuestro Salvador y Señor y vivir de acuerdo a la guía que nos da el Espíritu Santo. Esta es la herencia más grandiosa y poderosa que un hijo(a) puede recibir: Una fe genuina, en Jesucristo y un estilo de vida que impacta y deja marcas imborrables...

"Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.

Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades.Deut.6:6-9


Basta de teorías, mostremos al mundo nuestro "ombligo espiritual", la marca que certifica la relación que tenemos con nuestro Padre celestial, y demos a conocer lo que él nos ha enseñado y lo que hemos llegado a ser, gracias a la obra de su Espíritu. Que al vernos, las personas puedan ver la imagen de Jesús en nosotros.

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