lunes, 22 de marzo de 2010

REFLEXIONES PARA ESTE TIEMPO. 2010


AYUDANDO A DIOS

Hay cosas en la vida que parecen no tener ni pies ni cabeza. Nunca al grado de llevarnos a dudar de la existencia de Dios, pero si al de llevarnos a un agotamiento físico y emocional que quisiéramos dormirnos y al despertar darnos cuenta que sólo era un mal sueño, pero no es así.

Visitamos a una pareja de amigos está pasando por una de esas "malas rachas", que no se le desea a nadie. Entre muchas pruebas, la más complicada es la extraña enfermedad de su hijita de tan sólo 3 añitos que la ha tenido hospitalizada en 3 oportunidades y sometida a un tratamiento muy delicado.
De regreso a casa me preguntaba, ¿por qué será que una niñita tan chiquita tiene que pasar por una enfermedad como esa? Es tan poco usual que ni siquiera los doctores saben tratarla, ni pueden dar una respuesta que tranquilice a sus padres. Cómo me gustaría tener una varita "mágica", y después de un "trim" hacer que todo desapareciera, que nada de eso esté ocurriendo y que haga que todo esté bien.

"De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros". Rom 8:18

Pero las cosas no son mágicas, Dios tiene un plan perfecto para nuestras vidas, en el cual trabaja a diario y aunque no lo podamos entender, las cosas que deben seguir un proceso para alcanzar el resultado que él busca. Este proceso no es tipo microondas, tiene un comienzo y un desarrollo que se cumple por medio de un minucioso trabajo diario, hasta que algún buen día quede terminado, (eso será cuando nos invite a vivir con él, y sólo él sabe cuándo).
Esto me hizo recordar una historia de una persona que quiso echarle una mano a Dios para "adelantar" un duro proceso que parecía no terminar nunca.


En un árbol de su jardín encontró unos capullos de mariposa, los cuales veía cómo se desarrollaban día a día. Por fin un día los capullos comenzaron a romperse, de a poco vio cómo las patitas de las mariposas luchaban contra la tela que las envolvía, tratando de romperla, para salir. Pero hubo una de ellas aparentemente en problemas, no lograba zafarse de su envoltorio, parecía estar atorada. Tuvo una idea, fue por un par de tijeras y le "echó una manita" cortando el capullo para libelarla y que pudiera salir volando... ¡Pero oh sorpresa!, no fue así. Ella ignoraba que las mariposas al luchar desenfrenadamente por salir de sus capullos fortalecen sus patas y alas y así pueden volar, y ella al "adelantarle el trámite" lo único que causó fue un aborto, no hubo el desarrollo necesario para que volara y la "mariposa" sólo pudo arrastrarse por el pasto y murió.

Así nos pasa a veces cuando estamos luchando o vemos a otros luchando con las pruebas, pensamos en echarle "una manita a Dios" cuando en realidad impedimos el proceso de crecimiento y fortalecimiento para nuestra vida. Prov. 4:18 dice que "la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto". Dios quiere llevarnos de gloria en gloria, confiemos, no interfiramos en el proceso, pero busquemos su compañía para poder descansar en su misericordia y fidelidad.

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