A LA LUZ DE LAS VELAS
Nada más romántico que una exquisita cena con la persona que amas en un ambiente lleno de paz y en la semi-obscuridad de un lugar alumbrado por la tenue luz de unas velas... Como de película, ¿verdad? La escena es fascinante. Todos deseamos experimentar algo así, lo peligroso es cuando hacemos de nuestra vida espiritual algo similar a una cena a la luz de las velas.
Semanas atrás hubo un "apagón" que dejó a casi todo el país en tinieblas por largas horas. La electricidad se cortó dejándonos en total obscuridad. Los primeros instantes fueron complicados, tuvimos que hacer uso del 101% de nuestro sentido del tacto, (ya que los ojos no servían de mucho), para poder hallar las velas y los fósforos y así poder iluminar algo el ambiente.
Nada más romántico que una exquisita cena con la persona que amas en un ambiente lleno de paz y en la semi-obscuridad de un lugar alumbrado por la tenue luz de unas velas... Como de película, ¿verdad? La escena es fascinante. Todos deseamos experimentar algo así, lo peligroso es cuando hacemos de nuestra vida espiritual algo similar a una cena a la luz de las velas.
Semanas atrás hubo un "apagón" que dejó a casi todo el país en tinieblas por largas horas. La electricidad se cortó dejándonos en total obscuridad. Los primeros instantes fueron complicados, tuvimos que hacer uso del 101% de nuestro sentido del tacto, (ya que los ojos no servían de mucho), para poder hallar las velas y los fósforos y así poder iluminar algo el ambiente.
Pasaron algunos instantes antes de encontrarlas y fue asombroso como nuestros ojos se fueron acostumbrando rápidamente a las tinieblas y, aunque nada claro y a tropezones, distinguíamos algunos bultos. ¡Qué rápido nos acostumbramos a la oscuridad!
Verás, es fácil declararnos cristianos, y aún así vivir en un ambiente de oscuridad espiritual. Ir a la iglesia, tener conocimiento de la Palabra, (la linterna que alumbra el camino que transitamos y el entorno que nos rodea), participar de estudios bíblicos y conocer de Dios, sin embargo, no tener una amistad con Él. Escuchar mucho de Jesús, sin embargo vivir rompiendo las "reglas del juego" que él nos enseña, sin tomar en cuenta la guía de Su Espíritu, porque además de ciegos estamos un tanto sordos y somos incapaces de escuchar su voz.
Vivir en el mundo a la luz de las velas no tiene nada de romántico, es patético. El mundo está rodeado de obscuridad, y repleto de voces que en lugar de orientarnos, lo que persiguen es alejarnos de Dios y llevarnos a lugares por los que tropezamos y que tarde o temprano terminan destruyéndonos.
"¡Cómo añoro los meses que se han ido, los días en que Dios me cuidaba! Su lámpara alumbraba sobre mi cabeza, y por su luz podía andar entre tinieblas. ¡Qué días aquellos, cuando yo estaba en mi apogeo y Dios bendecía mi casa con su íntima amistad!" Job 29:2-4
Puede que en estos momentos sintamos que nuestra vida está sumida en la noche más oscura, no vemos luz por ninguna parte. No es fácil tomar buenas y sabias decisiones, menos aún cuando el panorama a nuestro alrededor es poco claro. En estos casos nuestras lamparitas personales no sirven de mucho, a menos que tengamos "La luz de vida" (Jn.8:12), que sólo nos brinda Jesús.
No podemos conformarnos a vivir en un ambiente mediocre, de pecado, oscuro, alumbrado con la tenue luz de unas velas. Jesús, la Luz del mundo, prometió estar con nosotros aún en el valle de sombra y guiar nuestros pasos a la luz del día. El Espíritu de verdad puede abrir nuestros ojos, ayudarnos a ver más claro y a tomar buenas decisiones cuando ponemos nuestra confianza en Su guía y así tomar la dirección correcta.
"¿Quién entre ustedes teme al Señor y obedece la voz de su siervo? Aunque camine en la oscuridad, y sin un rayo de luz, que confíe en el nombre del Señor y dependa de su Dios". Is 50:10
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