viernes, 25 de mayo de 2007

Material Uso aula II.- Violencia Escolar.



Estudio demuestra que jóvenes se desahogan con sus pares y profesores

Problemas sociales desatan violencia escolar

Problemática de agresión se ha acrecentado a consecuencia de la ampliación de las matrículas en los liceos, que actualmente acoge a los estudiantes con riesgo social que antes vagaban en las calles.

Ermy Araya diario La Nación Chile.

La investigación arrojó que existen prácticas violentas autoritarias que son consideradas por los jóvenes como normales y cotidianas.


Los altos índices de violencia escolar se relacionan con el contexto social y cultural en que viven los estudiantes, que se expresa con mayor énfasis en los recintos educacionales.



Este es uno de los principales resultados que arrojó una investigación entregada ayer por la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, sobre “Violencia escolar en liceos vulnerables”, realizada en tres colegios de la Región Metropolitana.



Según explicó la trabajadora social que participó en la investigación, Yanny Figueroa, esta no es la primera vez que un equipo interdisciplinario analiza la materia. Hace cuatro años que la institución trabaja con 10 establecimientos educacionales focalizados que se caracterizan por altos índices de deserción escolar, violencia y drogadicción, entre otras cosas.



En el caso de esta investigación, que se realizó en los últimos tres meses, se tomó como muestra al Liceo José María Caro de la comuna de Lo Espejo y los centros educacionales de San Ramón y San Joaquín, donde se entrevistó a estudiantes, profesores y paradocentes.



“Los jóvenes que vienen de familias de extrema pobreza, donde existe violencia intrafamiliar, se consume alcohol o drogas y existe cesantía, se desahogan con mayor énfasis en los colegios con sus pares o profesores”, explicó la especialista.



Esta situación se ha acrecentado -aseguró Figueroa- gracias a la ampliación de las matrículas en los liceos, que actualmente acoge a los estudiantes con riesgo social que antes vagaban en las calles.

“Comprobamos que existen prácticas violentas autoritarias que están institucionalizadas en los colegios, por lo que son consideradas por los jóvenes como normales y cotidianas”, afirmó.



Sin embargo, precisó que son los propios estudiantes los que se responsabilizan de este fenómeno y lo asumen como tal. “Los estudiantes reconocen que son ellos los que agraden y hacen un mea culpa, restando responsabilizar al colegio de su mala conducta”, agregó la especialista.



Por ello, Figueroa recomendó como solución para enfrentar la problemática, abordar el tema en forma integral, vinculando no sólo a los estudiantes sino que también a los profesores y en especial a la familia.



“Para mejorar los niveles de convivencia al interior de los colegios hay que generar instancia de participación al interior de los colegios, con mensajes claros de que son integrados y no generando un clima adverso”, sentenció.



Los datos



Dentro de los establecimientos educacionales investigados se advirtieron los siguientes aspectos:



-Tipos de violencia más recurrentes: sobrenombres, garabatos, golpes, romper vidrios o mobiliario, fuertes amenazas, descalificaciones y agresión física, peleas en que se utiliza armas.



-Motivaciones de esta violencia: envidia, mofa, pasar a llevar, responder a una agresión, prevalecer, dominar al otro, competencia, traición, descontrol, ira, frustración, problemas de comunicación, malos entendidos y provocación.



-Consecuencias de la violencia: desgaste, tensión, efectos sicológicos como dolor o malestar, inseguridad, humillación, rabia, deslegitimación, pérdida de reconocimiento, dificultad en la reparación, impotencia cuando es un profesor quien actúa con violencia y uso de drogas ilícitas.