lunes, 19 de octubre de 2009

REFLEXIÓN PARA ESTA SEMANA.


SAL QUE NO SALA
Pocos minutos escuchando noticias bastan para percatarse del caos en el que vive el mundo. Desastres naturales en los que mueren muchas personas, crímenes, corrupción, enfermedades, violaciones de niños... Es una cruda realidad plagada de dolor e injusticias.
Al escuchar todo esto cruzan por nuestra mente las clásicas preguntas de: "¿Porqué suceden estas cosas?" Y puedo asegurarte que también has pensado o escuchado otras como: "Si Dios es amor, ¿por qué pasan éstas cosas?, o ¿Dónde estaba Dios mientas pasó esto?", etc.Dios nunca ha dejado de estar presente en ninguna parte del universo.
Él no se ha olvidado de nosotros y ha escuchado el clamor de sus hijos, la mayor prueba de esto es Jesucristo, su único Hijo, quien vino a este mundo para que conociéramos su inmenso amor y salvarnos. Pero la Palabra también nos dice:" Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios.
" 2ª Corintios 5:20Tal vez, en lugar de preguntarnos ¿Dónde está Dios?, deberíamos preguntarnos: "¿Qué estamos haciendo como iglesia en medio de este caos y dolor en el mundo"?¿Sabías que tú y yo, la Iglesia, somos los representantes físicos de Dios en la tierra? ¿No deberían las personas al preguntarse dónde está Dios, acudir a nosotros, la iglesia, en primer lugar? Porque si cumpliéramos con lo que él nos ha pedido, para todos sería evidente que vivimos lo que tanto predicamos.

Pero... ¿qué responsabilidad tenemos nosotros de esos desastres? La Palabra dice que:"Somos la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee".
Mt. 5:13"La sal es buena, pero si deja de ser salada, ¿cómo le pueden volver a dar sabor? Que no falte la sal entre ustedes, para que puedan vivir en paz unos con otros". Mc. 9:50Como creyentes en Cristo, al obedecer su Palabra, nos transformamos en la sal en el mundo. La sal no solo da sabor sino purifica y preserva.
Sin duda no podemos ser los redentores del mundo, pero si podemos comenzar siendo agentes de preservación, evitando la corrupción, ser pacificadores, una influencia positiva y de bendición para quienes nos rodean, dar un toque de dulzura y positivo a lo que hablemos de otros, y ¡seguro comenzaríamos a salar nuestro ambiente y después se irán "contaminando" los alrededores!Vamos a ponerle sabor a este mundo desabrido y caótico.
Que no falte la sal en nosotros para que podamos vivir en paz unos con otros.