viernes, 12 de octubre de 2007

RESILIENCIA PARA QUE



Los profesionales de la salud y la educación en el quehacer cotidiano, se encuentran a diario con personas o grupos que viven situaciones de tragedias o de estrés: que parecen difíciles o imposibles de superar. Este concepto nos ayuda a entender que sobreponerse de las tragedias, salir adelante, por ejemplo, tras la muerte de un ser querido o intentar algo una y otra vez hasta lograr los objetivos, no es fruto del azar o de personas especiales.
¿Por qué algunas personas se enferman más que otras en circunstancias similares? ¿Por qué algunos pueblos son más propensos a las vulnerabilidades derivadas del medio o de desastres naturales o provocadas por el propio hombre? ¿Qué factores habría que potenciar en las personas o en las comunidades para resistir y transformar las deficiencias o debilidades en fortalezas?
Pongamos un ejemplo: de un evento estresante o de una experiencia negativa —como un atentado o un sismo— se puede salir herido, lastimado, física o emocionalmente; pero también puede transformarse en el aprendizaje de una herramienta constructiva útil para desplegar conductas favorables frente a otras dificultades que la vida presente. Pero, ¿cómo podemos saber cuál es la pertinencia y la capacidad de una u otra herramienta para desatar justo este potencial de recuperación de las personas?
Porque es indudable que la resiliencia existe y es una herramienta al servicio de la supervivencia humana. Algunos científicos creen que ésta confirmaría y complementaría la Teoría de la Evolución. También se sabe ya que la resiliencia no es un atributo con el que se nace o se adquiere por sí misma durante el desarrollo: son diversos factores propios del medio los que posibilitan una asociación positiva con la posibilidad de ser resiliente.
Lo cierto es que desde los años ochenta ha existido un interés creciente por saber más sobre aquellas personas que, a pesar de nacer y vivir en condiciones de alto riesgo, se desarrollan física y psicológicamente sanos y son socialmente exitosos. Como ejemplo podemos mencionar niños que nacen en condiciones de desventaja social, pero tienen un alto coeficiente intelectual, a pesar de no haber recibido estimulación temprana ni apoyos adicionales a la educación escolar.
Como en el viejo mito de Sísifo, la resiliencia se manifiesta en ese hombre que empuja una pesada roca cuesta arriba de una montaña, y poco antes de llegar a la cima —a pesar de usar toda su fuerza— la roca se le escurre y cae al valle. Sin embargo, Sísifo, no escatima esfuerzo por vencer al límite; y, a duras penas, tolera la fatiga y se sobrepone y sigue luchando por subir la roca.

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